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IBCE E-855/2008

En las Fiestas Patrias:

IBCE EVALÚA DECÁLOGO DE TEMAS CRÍTICOS PARA LA ECONOMÍA

 

De haberse traducido las recomendaciones del “Decálogo” en buenas políticas públicas, se habría incrementado la inversión, la producción y el  empleo. Habría menos inflación y la gente no desearía seguir saliendo del país. Pero, no ha ocurrido así. El “Decálogo” surgió de más de 20 Foros de Diálogo con la Sociedad Civil llevados adelante por el IBCE desde el año 2006, las que se enviaron oportunamente al Poder Ejecutivo.

El IBCE dice que “precios justos” (políticos); licencias previas, cupos y prohibiciones de exportación; además de subsidiar las importaciones de lo que podemos producir, no es justo, ni inteligente; menos, responsable.

A continuación la evaluación del cumplimiento del “Decálogo” hasta hoy:

1)  PRIVILEGIAR UNA AGENDA PRODUCTIVA Y POR LA COMPETITIVIDAD: Lamentablemente, desde el 2006, prima una agenda política y las determinaciones económicas siempre ligadas a cálculos mediáticos de orden político, impidiendo que los buenos resultados de la macroeconomía (logrados también por los Gobiernos “neoliberales”) redunden en más empleo y bienestar para la generalidad de los bolivianos. Cuando lo lógico era que, sobre la base del pleno respeto a la Constitución Política del Estado, Leyes y normas derivadas, se garantice la seguridad jurídica y medidas de política económica para eliminar la incertidumbre que complota contra la actividad productiva y los empleos.

2)  NO HACER POLÍTICA, A COSTA DE LA ECONOMÍA: La experiencia de otros países muestra que la política y la ideología no deben imponerse sobre la economía y el comercio, pues transitando por la vía del pragmatismo, países como la China, Vietnam o Venezuela, realizan grandes negocios con países de economía de mercado como el de los EE.UU.  Los 4.800 millones de dólares logrados por Bolivia en exportaciones en el 2007 –que pudieron ser mucho más con buenas políticas públicas- “palidecen” frente a las ventas por 27.000 millones de dólares de Perú, o los más de 65.000 millones de dólares logrados por Chile, países vecinos donde sus Gobiernos –más allá de la ideología, de derecha, centro o izquierda- extreman esfuerzos para desarrollar su potencial y crear empleos en una relación virtuosa con todos los países. La economía navega con “piloto automático” y las exportaciones crecen por “inercia”, gracias a los buenos precios en el mercado mundial, pero el país pudo haber hecho mucho más con buenas políticas públicas. Crecer al 6% palidece comparado con el 13% que creció Perú en mayo; o, con un PIB como el chileno, que sumó más de 100.000 millones de dólares en el 2007. “Precios justos” (precios políticos); licencias previas, cupos y prohibiciones de exportación; además de subsidios a las importaciones de aquello que podemos producir, no es justo, tampoco es inteligente ni es responsable.

3)  COMBATIR EL CONTRABANDO Y RECUPERAR EL MERCADO INTERNO: Hasta ahora no se ha visto una verdadera voluntad política para encarar acciones a fondo que rompan con las mafias que financian tal actividad. El contrabando quita más de 200.000 fuentes de empleo a los bolivianos y más de 250 millones de dólares al Estado, por tributos no cobrados, lo cual tiene que ver también con el narcotráfico que está en su auge. Asimismo, con la permisividad para importar ropa usada (negocio de más de 40 millones de dólares anuales): el Gobierno tuvo la oportunidad de ser contundente en detener esta competencia ilegal y desleal que daña a la industria boliviana, pero hizo lo contrario, permitiendo que el contrabando continúe camuflándose en los lugares de expendio, mientras los talleres de confecciones cierran, trabajan por debajo de su capacidad instalada o hacen que sus operarios sigan migrando a la Argentina, Brasil, España, etc.

4)  CONSOLIDAR EL MERCADO DE LOS EE.UU. PARA LAS MANUFACTURAS: Los exportadores bolivianos no pueden estar a expensas de renovaciones periódicas de las preferencias del ATPDEA, como en los dos últimos años y medio. Una vez más, vemos acercarse la conclusión del ATPDEA este fin de año, mientras que el Gobierno boliviano parece hacer todo lo posible para que el país pierda dicho tratamiento (permanente retórica en contra del “imperio norteamericano”; aumento de la coca excedentaria; exigencia de visa a los estadounidenses; acercamiento a Irán, un país cuestionado internacionalmente; reiterados ataques verbales al Embajador de EE.UU. en Bolivia; regocijo por la expulsión de USAID, del Chapare; incluso, justificación de la agresión a la Embajada de los EE.UU. en La Paz). Del Congreso de los EE.UU. depende la prolongación de las preferencias más allá de diciembre del 2008, y mucho tendrá que ver lo que haga el Gobierno boliviano. En todo caso, no solo para garantizar los más de 40.000 empleos que genera el ATPDEA, sino para ampliarlos, la recomendación más sensata sería sentarse a negociar un Acuerdo Comercial mutuamente satisfactorio para ambas partes.

5)  GARANTIZAR MERCADOS PARA LAS AGROEXPORTACIONES: Hasta el día de hoy no se ha resuelto cómo se enfrentará la apertura del mercado colombiano y peruano a la oferta estadounidense cuando entre en vigencia el TLC negociado con EE.UU. El Presidente Uribe, en su visita a Bolivia en marzo del 2006 comprometió una acción conjunta para analizar el “acápite oleaginoso del TLC” o, para buscar fórmulas imaginativas para que Colombia siga comprando productos oleaginosos a nuestro país, sin embargo no se ha avanzado en esto. En cuanto a Perú, el Gobierno ha rigidizado innecesariamente la relación bilateral. Venezuela se retiró de la CAN en abril del 2006 y el Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP) se convirtió en una verdadera trampa, por sus obstáculos burocráticos.

6)  TOMAR BUENAS DECISIONES EN MATERIA DE INTEGRACIÓN: Pese a la recomendación de mantener las mejores relaciones con todos los países y bloque, el Gobierno sigue insistiendo en ser parte del MERCOSUR, lo que le llevaría a Bolivia a perder su condición de Miembro Pleno de CAN, debilitándola aún más. De otra parte, el Gobierno ha puesto en vilo la negociación CAN-UNION EUROPEA, poniendo en riesgo un mercado de 500 millones de personas. Improvisaciones políticas, como el ALBA o el TCP, más allá de las buenas intenciones, no dejan buenos réditos comerciales al país, como muestran las cifras del intercambio bilateral.

7)  NO ENCANDILARSE CON LA RENTA DEL GAS NATURAL: Hay que preparar al sector productivo para enfrentar la época de las “vacas flacas” que podría venir en un futuro cercano, provocando la baja en los precios de los minerales y de las materias primas e insumos que Bolivia exporta. Creer que la exportación del gas natural  resolverá todos los problemas sería un craso error y conllevaría un altísimo costo social, por el consecuente desempleo en el sector agropecuario e industrial. Por tanto, urge “construir la competitividad sistémica del país” con políticas públicas acorde a las demandas de los actores productivos. El mundo tiene hambre, y está dispuesto a comprar alimentos a precios altos (que difícilmente bajarán); además, está ávido de energías alternativas, lo que debería llevar al país a pensar seriamente en los biocombustibles; tenemos 15 millones de hectáreas para producción agrícola, y solo aprovechamos menos del 20%.

8)  “INCLUSIÓN SOCIAL” SI, PERO TAMBIÉN, “INCLUSIÓN PRODUCTIVA”: El Plan Nacional de Desarrollo adolece de muchos defectos señalados durante el proceso de su “socialización” a mediados del año 2006, al no considerar a todos los actores productivos (como la “gran” y la “mediana” empresa), teniendo además un mal congénito: una fuerte orientación hacia un Estado Socialista-Comunitario, subsidiador y paternalista, dejando de lado el hecho que el Muro de Berlín se vino abajo el año 1989, y que la Unión Soviética no existe más… El Gobierno pretende hacerlo todo: ser normador y fiscalizador, pero también un fuerte empleador, incursionando en la producción y la comercialización, cuando históricamente se demostró que es un mal administrador. Hoy mismo ya hay problemas con YPFB, y la inversión extranjera en exploración está por los suelos. Para que haya “inclusión social”, debe haber “inclusión productiva”, esto es, aliento para que el sector privado de todo tamaño haga lo suyo: generar empleo, y el Estado no debe ser su competidor, sino quien lo aliente. Solo así se podrá combatir eficientemente la inflación y se garantizará el adecuado abastecimiento del mercado interno.

9) TRABAJAR EN LA PROMOCION EXTERNA: Una de las falencias adicionales de la actual Administración es la ausencia de promotores de negocios –inversión y exportación- en el exterior, al haberse prácticamente desmantelado lo poco que había en materia de Agregados Comerciales en las Embajadas de Bolivia; la falta de personal profesional en esta materia y de un adecuado presupuesto para ello son el resultado de una mal orientada “política de austeridad”, un verdadero “pecado” para un país que precisa captar capitales y mercados externos. Además, los Embajadores y Cónsules se están dedicando a hacer propaganda política, en lugar de incursionar por la recomendada senda de la “Diplomacia Económica”.

10) DRASTICA MEJORA DE LA CALIDAD DE LA GESTIÓN PÚBLICA: El mantener la unidad del país, la estabilidad política, social y económica, y lograr la mejora sustancial de la competitividad de Bolivia, son tareas que tienen que ver directamente con la gestión pública. En la medida que los agentes económicos cuenten con las condiciones adecuadas para invertir, producir y exportar, podrán generar más empleo para los bolivianos. Es de lamentar que el país esté en pleno proceso de desinstitucionalización, afectando la calidad de la Administración Pública, que resulta clave para el desarrollo socioeconómico. Cuando un país pierde la credibilidad en sus instituciones, se genera el caos.

Santa Cruz, 5 de agosto de 2008

 

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