Un último Informe del ISAAA emitido el 4 de mayo de 2017 titulado "Estado mundial de los cultivos genéticamente modificados comercializados en 2016" dio cuenta que desde que se empezaron a sembrar en 1996 su área creció 110 veces, marcando un nuevo hito el año 2016 al superar las 185 millones de hectáreas de siembra en el mundo. "Esta noticia sirve para demostrar definitivamente que, contra todo lo que machaconamente dicen los "activistas", los alimentos genéticamente mejorados se consumen cada vez más sin ningún problema porque la ciencia ha demostrado fehacientemente que: a) no dañan la salud humana; b) su producción es amigable con el medioambiente; c) es de beneficio para los agricultores, principalmente para los pequeños, por tanto, en Bolivia debería ser la herramienta ideal para mejorar la productividad, consagrar la soberanía alimentaria, generar más divisas por agroexportación y al mismo tiempo generar empleos de calidad y sostenibles en el tiempo", dijo Gary Rodríguez, Gerente General del IBCE. Lamentó que -por no estar autorizada la siembra de maíz genéticamente modificado- el 2016 los productores de maíz en Santa Cruz perdieron más del 50% de su producción por las plagas, y Bolivia tuvo que importar 125.000 toneladas de maíz argentino gastando en ello más de 20 millones de dólares, dinero que benefició a los agricultores argentinos.
Con poco más de 185 millones de hectáreas sembradas alrededor del mundo, los cultivos genéticamente mejorados registraron un nuevo récord en la gestión 2016 según el Informe Anual del Servicio Internacional de Adquisición de Aplicaciones de Agrobiotecnología (ISAAA por su sigla en inglés), titulado "Estado mundial de los cultivos transgénicos/genéticamente modificados (GM) comercializados en 2016". El documento da cuenta que la adopción de cultivos genéticamente mejorados aumentó unas 110 veces en apenas 21 años, subiendo de 1,7 millones de hectáreas cultivadas en 1996 hasta 185,1 millones de hectáreas en el 2016.
El Informe muestra con gran suficiencia los beneficios de la biotecnología para los agricultores tanto en los países industrializados como en desarrollo, y los beneficios de las nuevas variedades, para los consumidores. "La biotecnología es una de las herramientas necesarias para ayudar a los agricultores a cultivar más alimentos en menos tierra. Sin embargo, las promesas de los cultivos transgénicos sólo pueden convertirse en realidad si los agricultores pueden usarlos, y esto depende de que se hagan las pruebas científicas necesarias para otorgar las autorizaciones regulatorias", explicó el coordinador global de ISAAA, Randy Hautea.
“UNA MUESTRA DEFINITIVA QUE ESTA TECNOLOGÍA SE IMPUSO EN EL MUNDO”
“Celebramos semejante información; sin duda, este hito productivo que es totalmente demostrable, echa por tierra la engañosa desinformación que ciertos activistas llevan a cabo oponiéndose al progreso de los agricultores; superar las 185 millones de hectáreas de producción de alimentos genéticamente mejorados debe ser una prueba fehaciente de su idoneidad y un respaldo de lo que los verdaderos científicos vienen diciendo por años: que la agrobiotecnología y los alimentos genéticamente mejorados son sanos para su consumo; buenos para el medioambiente y de alto beneficio para el productor agrícola, especialmente para los más pequeños”, manifestó Gary Rodríguez, Gerente General de IBCE.
“Es de esperar que este Informe internacional ayude a que en Bolivia se tome la inteligente decisión de adoptar nuevos eventos para la soya, pero también para el maíz y el algodón; hacerlo, sería una poderosa señal para seguir apostando por la expansión del agro con miras a triplicar la producción de alimentos hasta el 2025, como fue acordado con el Gobierno, pues esta tecnología ayudaría a subir la productividad y mejorar la competitividad, a consagrar la soberanía alimentaria y generar importantísimos excedentes para la exportación que en poco podrían llenar el gran vacío dejado por los hidrocarburos y minería, debido a la caída de precios; además, el gran efecto multiplicador de la inversión y producción agrícola provocaría un mayor crecimiento del PIB”, sostuvo, acotando que “con la biotecnología se dejaría de importar alimentos como el maíz, que entre agosto del 2016 y marzo del 2017 implicó un gasto de más de 20 millones de dólares para Bolivia, por la importación de 125.000 toneladas, cuando ese dinero debía estar en el bolsillo de nuestros agricultores, pero fue a beneficiar más bien a los agricultores argentinos que producen maíz con biotecnología”.
Finalizó indicando que, “en la perspectiva de reponer las divisas que se han perdido por más de 5.500 millones de dólares de las RIN (Reservas Internacionales Netas) en los dos últimos años, no existe absolutamente ninguna otra opción triplicar la producción de alimentos hasta el 2025, convertir a Bolivia en un granero en Sudamérica y en un país agroexportador que alimente a decenas de millones en el mundo. Para lograrlo, el sector agroproductivo, agroindustrial y agroexportador, prometió invertir 13.000 millones de dólares, pero no lo podrá hacer, sin las señales adecuadas que está esperando”.
Santa Cruz, 05 de mayo de 2017