Últimas noticias

Información sobre el Comercio Exterior para Bolivia y el Mundo


 
 


 

DISCURSO DEL ING. JOSÉ LUIS LANDIVAR BOWLES
PRESIDENTE DEL INSTITUTO BOLIVIANO DE COMERCIO EXTERIOR, EN EL “CÓCTEL DE HONOR” DE LA EMBAJADA DE BRASIL
Y LA CÁMARA NACIONAL DE COMERCIO BOLIVIANO-BRASILEÑA
(Salón “Chiquitano” - Expocruz 2013 – 28/SEP/2013)


Distinguidas autoridades de la Testera de Honor; autoridades nacionales y departamentales; señores embajadores, miembros del Cuerpo Consular y representantes diplomáticos, de entidades cívicas, sociales y gremiales; señores expositores y empresarios; representantes de los medios de comunicación; damas y caballeros; amigos todos, que nos honran con su presencia, tengan ustedes muy buenas noches.

Para quien les habla, resulta una gran satisfacción participar de este significativo Acto en el que la Embajada del Brasil y la Cámara Nacional de Comercio Boliviano-Brasileña reconocen la importante labor desarrollada por empresarios, personalidades y empresas que han destacado en su accionar durante la gestión pasada. A nombre del Directorio del IBCE, nuestro agradecimiento a las entidades organizadoras, a todos ustedes por su presencia, y al mismo tiempo nuestra felicitación para los galardonados.

Es una alegría muy grande el poder dirigirles estas palabras en el marco de la magnífica EXPOCRUZ 2013 que nos cobija, para hacer unas cuantas consideraciones y reflexiones en cuanto a la relación económica y comercial entre un “grande entre los grandes”, como es la República Federativa del Brasil, y un país con grandes aspiraciones, como es el Estado Plurinacional de Bolivia.

Empezaré diciendo, que compartir la más extensa frontera de nuestra geografía con el Brasil, nunca resultará un tema menor porque ello plantea desde ya, la necesidad de llevar adelante una profusa agenda en temas tan delicados como el control del contrabando y el narcotráfico, así como también la migración, integración física, entre otros. Asimismo, no es tampoco un tema que pueda ser soslayado, el vivir al lado de una economía emergente tan poderosa como la brasileña, que brilla con luz propia dentro del destacadísimo bloque de los BRICS, esas son ¡palabras mayores!

Colindar con la sexta economía del planeta debería implicar muchas cosas buenas para Bolivia, por ejemplo, el poder aprovechar del inmenso mercado que tiene en función de los 200 millones de ciudadanos en ese país, así como también el lograr una mayor presencia de inversiones brasileras en nuestro territorio, o una mayor complementación económica, tecnológica y cultural.

Es cierto que se ha avanzado mucho en estos campos, pero no menos cierto es que su profundización depende no solo de la buena voluntad de las partes, sino también de las condiciones que objetivamente se puedan dar en ambos países para hacerlo, y eso es algo en lo que se debe trabajar.

Como institución de promoción del comercio exterior boliviano, en el IBCE no perdemos la visión -no perdemos la esperanza- de que un día no muy lejano, “Brasil será para Bolivia, lo que EEUU es para México”: un mundo de oportunidades de complementación en los campos económico, comercial y social, y estamos dispuestos a generar una agenda bilateral para lograrlo.

Y decimos esto porque, pese al enorme beneficio que significa la exportación del gas natural al mercado brasileño, no debemos conformarnos solo con ser proveedores de energía para la portentosa industria paulista, sino que debemos tratar que semejante éxito exportador se repita en otros renglones de las exportaciones no tradicionales, principalmente de productos con valor agregado y generadores de empleos.

Que la relación comercial con Brasil durante los diez últimos años le “cambió virtuosamente la cara” tanto a las exportaciones nacionales como también a la economía boliviana, es verdad. No otra cosa se puede decir cuando se constata que nuestras ventas al Brasil, de menos de 500 millones de dólares en el 2003 llegaron a casi 3.700 millones el 2012. Eso se llama crecer y ¡de qué manera! A no dudarlo, Brasil se ha convertido -indiscutidamente- en el primer mercado para las exportaciones bolivianas.

Sin embargo, más allá del análisis cuantitativo, desde el punto de vista de la configuración de nuestras ventas vemos con preocupación que un solo producto, el “gas natural”, representó el pasado año el 97% del total.

No está mal que tengamos este tipo de complementación energética, y estamos totalmente de acuerdo y hasta preocupados porque el nuevo acuerdo a ser negociado garantice la colocación de nuestro gas por muchos años más, y en los mejores términos para ambos países, pero nos debe llamar a la reflexión que las ventas bolivianas al Brasil se concentren en productos extractivos y no renovables como el gas, petróleo y minerales, sin los cuales, hablando solo de “productos no tradicionales” no le vendimos ni 70 millones de dólares en el 2012, esto es, ni un 2% de los 3.665 millones que fue la exportación total.

Que la balanza comercial Bolivia-Brasil se ha tornado históricamente superavitaria para Bolivia ayudando a incrementar nuestras Reservas Internacionales Netas, es cierto. Pese a que nuestras compras al Brasil subieron desde casi 350 millones en el 2003 hasta superar los 1.500 millones de dólares el pasado año, el superávit aumentó de 143 a 2.142 millones en este lapso. El auge de nuestra economía no se podría explicar sin estos números, pero hay un actor central en esto: el “gas natural”. Sin embargo, si “desgasificáramos” la relación comercial bilateral, Bolivia sufriría un portentoso déficit, algo que merece una profunda consideración política y económica.

Como IBCE no nos resignamos a esta situación, sabiendo que las compras que hizo Brasil al mundo el pasado año ascendieron a 223.000 millones de dólares, de las cuales Bolivia apenas significó el 1,6%. Solo a glosa de ejemplo, en un rubro que hoy sufre en el país, el sector textil, que perdió el ATPDEA con EEUU y cuyas ventas han bajado: pese a los esfuerzos por exportar más al mercado brasileño, no lo hemos logrado. Y, he aquí el dato: mientras Brasil compró al mundo el pasado año 145 millones de dólares en camisas y 120 millones en “T-Shirts”, lo vendido por Bolivia al mercado brasileño en ambos casos no llegó ni a un millón de dólares.

Tenemos una zona de libre comercio en funcionamiento a través del Acuerdo Bolivia-Mercosur, pero lamentablemente no está dando los frutos que debiera para exportar mucho más a dicho bloque, particularmente al Brasil, y esto es un tema que conocen las autoridades bolivianas y brasileras, hoy por hoy, embarcadas en que Bolivia sea Miembro Pleno del Mercosur. Bueno sería que en este marco sea tratada y resuelta esta preocupación.

Bolivia no es solamente gas, petróleo y minerales. Bolivia no es solo Altiplano, sino también valles y llanos, y cada una de estas regiones ofrece un vasto potencial por desarrollar. Lo saben los inversionistas brasileños que han venido a afincarse en Santa Cruz, a trabajar por Santa Cruz y desde Santa Cruz por Bolivia, invirtiendo en el agro, en la pecuaria, en la agroindustria. De hecho, un concurso muy agradecido por nosotros, pues han pasado a integrar nuestra sociedad, forman parte ya de la familia cruceña, nos ayudan con su visión de producción a escala, con nuevas tecnologías, con los capitales que invierten y reinvierten en esta región y el país, confirmando con su estadía que “es ley del cruceño la hospitalidad” como dice el adagio.

Brasil está llamado a grandes cosas. No solo por el Mundial de Fútbol que organizará el 2014 donde vamos a “torcer” por el triunfo de la selección brasileña, sino también por los Juegos Olímpicos del 2016 que, sin lugar a dudas, lo proyectará aún mucho más internacionalmente.

Le deseamos todo lo mejor a este hermano país; por ejemplo, que avance pronto, del sexto al quinto lugar como potencia económica, porque -convencidos que nuestro futuro está ligado al del Brasil- lo que más queremos es progreso, más oportunidades de empleos dignos, y con ello, menos pobreza en Bolivia y en Brasil.

Concluyo mi intervención reiterando mis agradecimientos más sinceros a la Embajada del Brasil y a la Cámara Nacional de Comercio Boliviano-Brasileña por la invitación, así como a todos ustedes por haberme escuchado.

Dios bendiga sus vidas.

¡Muchas gracias!

 

Muchas gracias.

Santa Cruz, 28 de septiembre de 2013